martes, 29 de junio de 2010

Mary.

Por momentos va siendo más y más transparente. Siempre ha sido delgada, pero ahora la siento frágil. En sus poco más de 40 kilos hay una mujer fuerte, tan fuerte, que cuando pienso que puede romperse se me llenan los ojos de lágrimas pensando que, si ella no puede con todo, ¿quién podría...?

Su papel es el de toda una generación de mujeres a la sombra de unos maridos trabajadores, un tanto chapados a la antigua, con ciertas pinceladas de modernidad; mujeres a las que no se da el valor que merecen, especialmente porque ellas no lo reclaman, quizá porque no consideran merecerlo, quizá porque no lo necesitan, porque su recompensa es mucho más íntima y satisfactoria.


De niña me enorgullecía su aspecto. Hermosa, juvenil y elegante, yo era la envidia de todas las niñas, con una madre que apenas era de la generación anterior, y cuya sonrisa y amabilidad conquistaba sin apenas esfuerzo. Con el paso de los años, su aspecto continuó asombrando. Parecía haber firmado un pacto con el diablo, y el tiempo se detuvo en torno a ella. Mientras el resto del mundo nos íbamos haciendo mayores, ella permanecía etérea y atemporal.

En los últimos meses el cansancio está empezando a hacer mella en su mirada. De pronto, sus ojos sí reflejan su edad, la dureza de todo lo que la vida le está haciendo sufrir, a pesar de lo cual, de cara a la galería, nunca pierde su dignidad. He visto a mi padre desmoronarse y llorar como nunca lo hubiera imaginado, pero ella nunca ha perdido la sonrisa. Son sólo sus ojos los que delatan su tristeza y su agotamiento.

Su delgadez comienza a rozar lo preocupante. Cuando la veo caminar de la mano de mi padre, espléndido en su madurez y en un estado físico envidiable, tengo la sensación de que acabará llevándola en brazos, protegiéndola y acariciándole el pelo... Y sin embargo, sé que la realidad es justo la contraria, que es ella la que le apoya, la que le proteje, la que le sostiene. Ella es su fuerza.


Hace unos años le dije algo que cada vez siento más cierto "Cuantas más madres conozco, más te quiero". Mi madre me ha dado la libertad de elegir mi camino y mi forma de vivir, ha respetado y apoyado cada una de mis decisiones, nunca han sido necesarios los secretos más que para evitarle preocupaciones excesivas, y la he sentido orgullosa de la mujer en la que me he convertido. Sólo espero, en estos momentos difíciles que estamos viviendo, lograr estar a su altura, aunque me temo que eso no sucederá nunca. Viviré a su sombra, sintiéndome feliz de ser su hija y sabiendo que jamás tendré su fuerza y su capacidad de sacrificio, y deseando que la vida le deje respirar y recuperar su paz y su mirada serena.


MAYA

viernes, 4 de junio de 2010

Amistad.

Cuando todo va mal, cuando nada tiene demasiado sentido, cuando la sensación de desesperanza comienza a superarme, cuando siento que la luz de mi alegría ya no brilla con la misma intensidad, siempre hay algo que me empuja a salir adelante, a reencontrarme y redirigirme, a bucar el camino perdido ,y que me hace sentir una de las personas más afortunadas que conozco: MIS AMIGOS.

El pasado fin de semana celebré, como cada año desde que me independicé, una fiesta de cumpleaños a la que convoqué a algunas de las personas más importantes para mí. Como cada año, y van ya ocho, me vi condicionada por el limitado espacio de mi salón, y una vez más, como cada año, fui consciente de que sentirme tan inmensamente querida es lo que acaba haciendo que mi vida sea siempre un poquito menos mala de lo que en mis épocas de crisis existencial considero que es.

He de decir que fue una de las mejores fiestas de la pequeña historia de mis celebraciones. Quizá la necesidad de disfrutar hizo que "magnificara los sentimientos", como si de un reality televisivo se tratara. Quizá todo el mundo estuviera implicado en pasarlo bien y era sencillo que sucediera. Lo más importante para mí fue que, al menos durante unas horas, y ahora cada vez que lo recuerdo, olvidé que mi vida no es como yo había imaginado que sería y como desearía que fuera, y me limité a vivir lo que tengo con una inmensa satisfacción.

Cuando miraba a mi alrededor me sentía pletórica pensando que esas personas habían venido por mí, habían elegido estar a mi lado. Recurriendo a una manida expresión, estaban todos los que son, pero desde luego, no son todos los que estaban. Todos cuantos vinieron forman una parte fundamental de mi vida pero sería maravilloso contar, simplemente una vez al año, con una enorme mansión en la que poder reunir a todos aquellos que, con vuestra presencia y vuestro cariño, hacéis que mis días sean algo con significado.

Escribo, por primera vez, en segunda persona, porque esta entrada está dedicada a todos vosotros. Este blog aún es algo íntimo y muy personal. Quienes lo leéis formáis parte de él, y de una u otra forma me conocéis y sois partícipes de muchas de las pequeñas cosas que escribo. No habéis dejado de animarme, dentro y fuera de estas líneas, y os merecéis saber que Maya ya tiene una pequeña entidad propia gracias a vosotros.

Algunos llegásteis a mi vida como compañeros de instituto, para luego convertiros en grandes amigos, hermanos, FAMILIA; otros, a través de terceros, fuísteis ocupando vuestro propio sitio en mi corazón, un sitio inusitadamente enorme, incluso aunque, en algunos casos, esos terceros hayan desaparecido; algunas sois antiguas alumnas reconvertidas en estupendas amigas, y otras mamis de alumnos que me hacéis sentir una más en vuestros hogares; algunos fuisteis aliados íntimos en mi antiguo puesto de trabajo, y a pesar de que éste desapareciera, vosotros no lo hicísteis; a algunos os reencontré mil años después en una terraza de verano en vuestra quedada semanal; otros acabáis de aterrizar en mi vida pero ya no la concibo sin vosotros; de otros, ni siquiera conozco vuestra voz, pero me basta con vuestra cara en una fotografía y esos momentos que habéis dedicado a conocerme y a acercaros a mí a través de un teclado de ordenador; otros vivís a cientos de kilómetros, pero esa distancia desaparece cuando pienso en vosotros y en el cariño que me dáis...

Espero, DESEO, que todos los que leéis estas líneas, los que habéis esperado pacientemente mi nueva entrada (disculpadme) os sentáis identificados con alguna de estas reseñas. Este es vuestro sitio tanto como el mío. Quizá, algún día, algún lector desconocido dé con estas letras, pero mientras tanto, todo lo que comparto con vosotros, es NUESTRO.

OS QUIERO.

MAYA.