A tu alrededor hay luz, la luz que siempre te iluminó, que cada día se
cierne sobre ti, te rodea y te da seguridad. Sabes que si no te mueves, no hay
peligro, pero hay algo allí, a lo lejos, algo que te impulsa a desear seguir
caminando. No estás mal aquí donde estás, no, estás cómodo, tienes incluso grandes
momentos, pero… ¿qué habrá allá?
Te domina un tanto el pánico, y los nervios te atenazan
pero, a pesar de todo, decides comenzar a andar, muy despacio, volviendo la
cabeza constantemente para asegurarte de que tu círculo de luces sigue allí. Bien,
no se apagan, no se mueven. Quizá palidecen un tanto, preocupadas porque te
alejas, pero están.
Cuando llevas días caminando en la oscuridad, de pronto,
como si fueran estrellas, comienzas a ver luces en la lejanía. Son muy
distantes unas de otras, pero cada vez son más luminosas y acabas por conseguir
llegar a todas, antes o después. Su luz te llena de una forma diferente, y
cantas y bailas y ríes, porque traen consigo una brisa fresca que todos
necesitamos que nos sople en la cara para no ahogarnos con el aire que respiramos cada día… Y te pones
una boa roja y defiendes tu sombrero, o acabas sentada en un microteatro compartiendo
el mismo espacio con personas a las que admiras profundamente, pero sobre todo te
sientes LIBRE, te sientes VIVO, te sientes FELIZ, porque tienes tantas luces,
tantas estrellas, tanto amor, que te parece increíble que hayas podido vivir sin
ellas.
Y en ese momento, con luceros que iluminan todos los caminos
que tienes a tu alrededor, retomas la vuelta al lugar al que perteneces, tu círculo,
tu sol, tu luna, tu vida. Ya sabes qué tienes mucho más que vivir, que
disfrutar, que buscar, que encontrar. Sabes que la LUZ no faltará allá por donde
camines y que hallarás espíritus afines que te acompañen en tu devenir…
No dejéis nunca de buscar cosas que llenen vuestros vacíos,
no os conforméis con lo que ya tenéis, porque siempre habrá algo más, algo que
os haga sonreír, que complemente y complete vuestro día a día, que os
enriquezca y os saque del letargo de la rutina que a veces nos consume.
Así que, gracias a mis LUCES, a todas ellas, las antiguas,
las recién estrenadas, las lejanas, las que ni 700 kilómetros de
distancia hacen que deje de verlas.
Y gracias al teatro que me ha dado a mis Invisibles, a mis
Veniditas y sobre todo a mis Yonkis… El amor es un teatro lleno… LLENO DE
VOSOTR@S!!
MAYA