Resulta curioso que dos sensaciones tan antagónicas como la felicidad y el dolor estén unidas por su absoluta relatividad... Incluso el dolor físico es relativo. Lo que a uno le resulta casi insoportable, a otro le puede parecer nimio. O quizá lo que a uno en su momento le podía parecer nimio, pasa a convertirse en algo muy doloroso.
Hoy me he tatuado por cuarta vez. En realidad he hecho un "cover" a mi primer tattoo, que por el tiempo y el mal hacer del tatuador original, tenía un aspecto terrible. Lo que con 20 años me pareció casi una caricia, hoy se ha convertido en un dolor que me hacía apretar los dientes (he de decir que el resultado ha sido maravilloso).
En mi opinión, esto sucede en todos los ámbitos de la vida. De pronto, algo ya familiar, que nunca te afectó de una forma especial, te golpea provocándote un malestar inesperado, que precisamente por inesperado, molesta más.
Lo mismo ocurre con la felicidad. ¿Qué nos hace felices? Sí, seguramente todos partimos de las mismas premisas básicas ("Tres cosas hay en la vida..."), pero con el tiempo, quizá no se conviertan en otras, pero al menos sufren pequeños cambios, y las mismas cosas no te hacen igual de feliz.
Cuando tenía 15 años, en una clase de religión, el profesor nos hizo la manida pregunta "¿Qué queréis ser de mayores?". Todo el mundo contestó lo esperado: futbolista, médico, bombero... Alguno más original dijo "rico". Yo, para no variar, me salí por la tangente y dije "Yo quiero ser feliz". Mi profesor, Don Julio, replicó, "La felicidad no existe". Yo insistí, "Pues a mí me gustaría ser feliz". Él, en sus trece "Eres una egoísta. No se puede ser feliz con la miseria, las guerras y el hambre en el mundo...". "Bueno, pues a mí me gustaría tener una parcelita de felicidad..."
Tantos años después, sigo deseando lo mismo, mi parcelita... No me atrevería a decir que no soy feliz. Mi vida está llena de cosas maravillosas que valoro y agradezco, pero siento como si, en cierto sentido, hubiera perdido la capacidad de disfrutarlas.
Supongo que la felicidad está dentro de cada uno, y los condicionantes externos la atenúan o la empobrecen. Por eso hay quién, con apenas nada, está inmensamente satisfecho y a quienes, teniéndolo todo, les consume la insatisfacción. Quiero pensar que yo estoy en algún punto indeterminado entre ambas situaciones, y que éste no es más que un periodo de aprendizaje, otro más en la vida, en que tengo que redescubrirme, reinventarme. Mi nuevo tatuaje significa renovación, cambio de ciclo. Quizá pueda tomarlo como punto de referencia de este deseo de evolución personal. Eso sí, espero que la vida me eche una mano y me ayude a conseguir la estabilidad, porque no creo que sea prudente marcar mi cuerpo con cada crisis existencial!!
Aprovecho para agradeceros todas las bonitas palabras que me habéis dedicado, algunos en este espacio público y otros de forma privada. GRACIAS. Si mis palabras os llegan, si tienen algún valor para vosotros, aún tendrá más sentido para mí seguir escribiendo.
MAYA.
Hoy me he tatuado por cuarta vez. En realidad he hecho un "cover" a mi primer tattoo, que por el tiempo y el mal hacer del tatuador original, tenía un aspecto terrible. Lo que con 20 años me pareció casi una caricia, hoy se ha convertido en un dolor que me hacía apretar los dientes (he de decir que el resultado ha sido maravilloso).
En mi opinión, esto sucede en todos los ámbitos de la vida. De pronto, algo ya familiar, que nunca te afectó de una forma especial, te golpea provocándote un malestar inesperado, que precisamente por inesperado, molesta más.
Lo mismo ocurre con la felicidad. ¿Qué nos hace felices? Sí, seguramente todos partimos de las mismas premisas básicas ("Tres cosas hay en la vida..."), pero con el tiempo, quizá no se conviertan en otras, pero al menos sufren pequeños cambios, y las mismas cosas no te hacen igual de feliz.
Cuando tenía 15 años, en una clase de religión, el profesor nos hizo la manida pregunta "¿Qué queréis ser de mayores?". Todo el mundo contestó lo esperado: futbolista, médico, bombero... Alguno más original dijo "rico". Yo, para no variar, me salí por la tangente y dije "Yo quiero ser feliz". Mi profesor, Don Julio, replicó, "La felicidad no existe". Yo insistí, "Pues a mí me gustaría ser feliz". Él, en sus trece "Eres una egoísta. No se puede ser feliz con la miseria, las guerras y el hambre en el mundo...". "Bueno, pues a mí me gustaría tener una parcelita de felicidad..."
Tantos años después, sigo deseando lo mismo, mi parcelita... No me atrevería a decir que no soy feliz. Mi vida está llena de cosas maravillosas que valoro y agradezco, pero siento como si, en cierto sentido, hubiera perdido la capacidad de disfrutarlas.
Supongo que la felicidad está dentro de cada uno, y los condicionantes externos la atenúan o la empobrecen. Por eso hay quién, con apenas nada, está inmensamente satisfecho y a quienes, teniéndolo todo, les consume la insatisfacción. Quiero pensar que yo estoy en algún punto indeterminado entre ambas situaciones, y que éste no es más que un periodo de aprendizaje, otro más en la vida, en que tengo que redescubrirme, reinventarme. Mi nuevo tatuaje significa renovación, cambio de ciclo. Quizá pueda tomarlo como punto de referencia de este deseo de evolución personal. Eso sí, espero que la vida me eche una mano y me ayude a conseguir la estabilidad, porque no creo que sea prudente marcar mi cuerpo con cada crisis existencial!!
Aprovecho para agradeceros todas las bonitas palabras que me habéis dedicado, algunos en este espacio público y otros de forma privada. GRACIAS. Si mis palabras os llegan, si tienen algún valor para vosotros, aún tendrá más sentido para mí seguir escribiendo.
MAYA.
Un trasnochante que pasaba por aquí...
ResponderEliminarLee Mc. 10, 17-22. Ya lo comentaremos...
un buen amigo, profe de inglés también, me dijo al volver de Calcuta de un viaje de ayuda a una ONG, que ahora valoraba mucho más lo mucho que tenía para ser feliz en comparación con lo que había visto allí. Desde entonces estoy deseando hacer ese viaje!!!!
ResponderEliminarPara mi la clave de la felicidad está precisamente en lo que comentas acerca de esa capacidad de disfrutar de lo que nos rodea. De los niños se aprende un montón y cuando les ves disfrutar del momento, del ahora y de lo que tienen en ese preciso momento, uno se da cuenta de lo valioso que es mantener -y potenciar- esa capacidad innata con la que todos nacemos y que, durante la vida, se puede ir perdiendo.
ResponderEliminaryo creo que la felicidad es mas bien un conjunto de momentos, esos que nunca olvidas , que te arrancan una sonrisa o incluso un asomo de una lagrima cuando por algun motivo regresan a nuestra mente , son buenos por si solos pero juntos hacen que una vida valga la pena, creo que son esos pequeños retazos de felicidad los que nos mantienen con ganas los que hacen que no perdamos la ilusion...
ResponderEliminarLa felicidad yo creo que es más un conjunto de situaciones, de transmitir cada una de tus sensaciones, malas y buenas y reflejar empatia por las cosas que te llenan. Mi cita preferida es LA FELICIDAD EN TU VIDA, DEPENDE DE LA CALIDAD DE TUS PENSAMIENTOS..." Segun pienses, asi tendrás esa capacidad de dar momentos que te llenen o por el contrario te generen un vacio interior.
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