martes, 9 de diciembre de 2025

PACO

Mi querido Paco,

Hoy, 9 de Noviembre, hubiera sido tu cumpleaños. 64. Un año para la jubilación, el merecidísimo descanso después de unos últimos años en los que trabajaste muchísimo más de lo que hubieras debido. Un par de días más y hará 9 meses que te marchaste inesperadamente, a destiempo, demasiado pronto, dejando un hueco imposible de llenar en muchas vidas, las de los que tuvimos la suerte de compartirla contigo.

Hay días que esos 9 meses me parecen un siglo, y otros en los que siento que fue ayer. Este año está poniendo a prueba nuestra capacidad de sufrimiento. Si tan sólo hubiera sido tu pérdida, ya sería suficiente desgracia, y sin embargo, hubo que rehacerse y seguir peleando en otros frentes, vivir otros duelos. Qué difícil está siendo, Paco, qué difícil...

Seguramente hay personas para los que tu falta en su día a día haya sido mucho más dolorosa y, sin embargo, no creo que nadie te haya llorado (te siga llorando) más que yo. Al principio, por el impacto y el dolor de tu marcha. Después, cuando me mudé a tu casa, llorarte se convirtió en algo inevitable. Cada día, en los momentos más insospechados, mis ojos se llenaban de lágrimas. Unos días, reorganizando los armarios. Otros, simplemente en la ducha, porque estaba utilizando un gel que había encontrado en un mueble. Otras muchas veces pensando en la cantidad de preguntas que te habría hecho si hubiera sabido que iba a vivir aquí. Cuando me fui acostumbrando, las lágrimas empezaron a ser tanto por ti como por mí.

De pronto me sentí usurpando una vida que no era la mía. Viviendo en tu casa, conduciendo tu coche, presentándome a tus vecinos (la amabilidad y el cariño con la que me tratan desde el primer día lo dice todo acerca del cariño que te tenían a ti). Cuanto más me acostumbraba a mis nuevas rutinas, más sentía que vivía de prestado. Amo esta casa, siempre lo he hecho, pero me cuesta la vida decir "mi casa". Qué injusto lo siento... No soy yo quién tendría que estar aquí... Y sin embargo, aquí estoy, y día a día intento hacer las paces con estos sentimientos que, a veces, no son fáciles de gestionar. Muchas personas que te quieren me dicen, y quiero pensar que tienen razón, que tú estarás feliz de que yo esté aquí. He hecho lo posible para que el espíritu de los dos se haya mezclado entre estas paredes (tus cosas, mis cosas, NUESTRAS COSAS) y lo cuido todo como estoy convencida de que lo hacías tú. He hecho algunos cambios. ¿Qué te parecen? Hay mucho más color, pero es que yo siempre fui mucho más arriesgada que tú en lo que a decoración se refiere, reconozcámoslo. Estos días me he venido arriba con la decoración navideña. No van a ser unos días fáciles, así que, al menos, vivámoslos con mucha luz y colorines.

Por lo demás, ahí vamos, Paco, a días y a ratos. Estás presente en nuestras conversaciones, en nuestros recuerdos. Fuiste para mí mucho más que mi tío. Eras MI AMIGO, y me enorgullece que muchos de mis amigos también lo fueran para ti. Me gusta pensar que algunas de las tuyas, también lo son mías. Intentamos honrarte con nuestras lágrimas pero mucho más con nuestras sonrisas, mientras contamos anécdotas sobre ti. Te pienso cuando me pongo tus abrigos. No me hacían falta, pero me siento más cerca de ti cuando me los pongo. Qué fortuna han tenido todos los que estén vistiendo tu ropa... Qué buen gusto el tuyo, querido...

Eras único, diferente, especial. Tus regalos fueron los mejores en mi infancia. En mi mochila, el más antiguo que conservo. Mi inicial en un precioso broche de Snoopy que me compraste en mi séptimo cumpleaños. Es absolutamente sorprendente que nunca lo haya perdido... Luego, crecí a tu lado. Conciertos, bares, copas, teatros. Otras experiencias, otra independencia, pero tú siempre cerca. La puta pandemia nos distanció un poco pero el último año, tu último año, volvimos a ser quienes siempre fuimos.

Cierro los ojos y escucho tu risa, te oigo cantar. Dios mío, qué mal cantabas... Y te oigo reír de nuevo. Y te celebro, hoy por ser tu cumpleaños, y siempre, porque mereces ser celebrado siempre. Has dejado una impronta indeleble en todos los que te conocimos. Sigues con nosotros en tantos sentidos que no es posible que te vayas del todo. Y así debe de ser. Viviremos por ti. Estos años que te faltaron, los viviremos por ti, y estarás presente en tantos corazones, que será como si tu vida siguiera acumulando momentos. Serás eterno, porque no te dejaremos marchar.

Allá donde estés, MUCHAS FELICIDADES, PACO. Te echo de menos. TE QUIERO. TE QUEREMOS.