miércoles, 28 de diciembre de 2011

No hay más deseos.

"Deseos para el 2011:
-Que a toda la gente a la que quiero y que me quiere, le vaya genial.
-No mirar atrás el 31 de diciembre y volver a pensar "Que mierda de año".
-No perder a nadie que me importe (si sabes que me importas, por favor, sigue ahí).
Mis mejores deseos para todos y feliz noche, preámbulo de, lo que esperemos, sea un decentito... FELIZ 2011!!"

Definitivamente, debería empezar a desear cosas que sí sé que se van a cumplir con certeza: crisis económicas, catástrofes naturales... Está claro que, como adivina, no tengo precio, y, desde luego, la suerte me sigue siendo esquiva.


La red social que tanta importancia tiene en mi vida ha cambiado su interfaz, de forma que ahora es muy sencillo acceder a las publicaciones antiguas. El principio de este post es lo que compartí con mis agregados, que no siempre amigos, el 31 de diciembre del año pasado.


El primer deseo no se cumpliría nunca, aunque viviera mil años. Cuando se tiene la suerte, como yo la tengo, de tener un corazón habitado por tantísimas personas, esperar erradicar la desgracia de todos ellos es francamente complicado. Ha sido un año de pérdidas familiares para muchos de mis amigos, de miserias laborales en multitud de casos, de enfermedades varias y de grandes o pequeñas tragedias sentimentales, emocionales y personales. Me puede la empatía y no consigo no sufrir con la tristeza de los demás. Ojala hayáis sentido que he estado a la altura de las circunstancias si me habéis necesitado, porque soy absolutamente consciente de que quizá he estado mucho menos pendiente de vosotros de lo que es habitual en mí.


En cuanto a mi situación personal, y pasamos al segundo deseo, no siento que haya mejorado ni un ápice. En pocas palabras, nuevamente puedo mirar hacia atrás y pensar "Qué mierda de año". Sonrío al escribirlo, y es una sonrisa agridulce, la de quién se ha acostumbrado a que las cosas no vayan especialmente bien, y al mismo tiempo de quién sabe que, a pesar de ello, hay muchas cosas lindas a mi alrededor. De hecho, soy capaz de recordar muchos momentos de intensa alegría. Hubo risas, confidencias, magníficas e interminables conversaciones, emoción e ilusión, incluso aún en la convicción de que me he convertido en una persona mucho más fría de lo que me gustaría. A pesar de todo, siempre hay personas que, inevitablemente, consiguen sacarme una sonrisa en los momentos más insospechados. Gracias a todas ellas. No hace falta hacer mención a vuestros nombres, todos sabéis quienes sois. Gracias por cada risa, por cada gesto de cariño, por cada momento de compañía.


Y -qué afortunada- el tercer deseo sí se ha cumplido. ¡Seguís ahí! A veces me cuesta aceptar que no todos somos capaces de ofrecer lo mismo en las relaciones humanas y, me decepciono, me frustro y siento vacíos inmensos, sin darme cuenta de que la forma de sentir y de regalar nuestros sentimientos es tan personal, tan diferente unos de otros, que lo que puede parecer una pizquita para mí, quizá para la persona que me lo da es todo un mundo... A veces me cuesta respirar hondo y aceptar con agrado lo que se me da. A veces no me doy cuenta de la gran suerte que tengo. Debo seguir trabajando a ese respecto.


Gracias a este blog me siento muy cercana a muchos de vosotros. Este año también ha sido el del afianzamiento de nuestra amistad, de nuestros vínculos. Os agradezco vuestra paciencia y vuestro respeto, porque soy consciente de que no siempre es fácil entenderme y aceptar mi hermetistmo. Estas lineas son siempre una puertecita abierta hacia mí y mis pensamientos y, sin embargo, sigue siendo todo un reto para mí compartir mis pequeños problemas, mis inquietudes y mi día a día.


Y aquí llega 2012... Sin deseos esta vez, ¿vale? Vamos a ver cómo va, día a día, sin demasiadas expectativas, y comprobemos todos juntos si seguimos aquí dentro de un año o se cumple la profecía Maya. En ese caso, espero tener un lugar privilegiado en el Apocalipsis, considerando que el título de este blog les hace mucha publicidad a los susodichos. :-)


¡FELIZ 2012!


MAYA

sábado, 3 de diciembre de 2011

De boda.

Hace un poco más de cinco años hice público por primera vez algo que había escrito. Supongo que Maya siempre ha existido, porque la reconozco en aquellas líneas… Apenas tengo recuerdos del momento en sí, porque mi corazón era un cúmulo de sensaciones contradictorias. Se casaba mi amiga del alma y mi corazón estaba roto. No es sencillo hablar del amor justo en un momento en el que asesinarías a Cupido, pero afortunadamente, el discurso estaba escrito antes del drama en el que viví durante aquellos días.

Me apetecía mucho compartir aquellas letras con vosotros, y le he pedido permiso a sus dueños para que formen parte del blog. Falta mi voz, la emoción con que lo leí, y la emoción con la que fue recibido. Para los que estuvieron presentes, aquí está el recuerdo; para los que no, he aquí el nacimiento de Maya ante el mundo.

“Cuando Cris me pidió que escribiera unas palabras para el día de su boda, además de sentirme muy halagada, me pareció que aquella era una terrible responsabilidad. Se supone que éste es el día más feliz de su vida, y que mis palabras han de ser inolvidables, divertidas, emocionantes…

Se me ocurrían mil anécdotas que contar, cómo haceros reír recordando las millones de estupideces que hemos hecho juntas, pero no creo ser tan graciosa y, además, muchos de vosotros ya conocéis esas historias. Entonces pensé que no estáis aquí para escucharme; habéis venido por la misma razón que yo, porque queréis a Cris y a Roger, y queréis compartir este momento tan especial con ellos, y estas palabras que he de leer ante todos vosotros, son en realidad para Cris…

Así que, he decidido no contaros nada sobre ella, sobre nosotras. Tan sólo voy a hacer lo que acostumbraba hace muchos años: voy a escribirle una carta.

Querida Cris,

En estas mismas fechas, día arriba o abajo, nos conocimos hace 15 años. No siempre fuimos las mejores amigas, y la verdad es que no fue porque tú no lo intentaras…

Primero, durante los dos últimos años de instituto, y después, los que pasamos estudiando en la misma facultad, tú te empeñaste en conquistar mi amistad y, sinceramente, creo que no te lo puse demasiado fácil.

Y de pronto, uno de esos días en los que único está especialmente lúcido, me di cuenta de que durante aquellos años te habías convertido en la única persona, además de mi familia, con la que siempre podía contar. Mi amistad, el amor que siento por ti desde entonces, son tan sólo el resultado de la inversión de cariño y fidelidad que tú depositaste en mí desde el día que nos conocimos.

Y ahí empezó de verdad nuestra historia, hace un poco más de 9 años, bebiendo un café ruso en Los Tintes, y bailando en una verbena de barrio.

Durante estos años lo hemos vivido todo juntas: el fin de nuestros estudios, la búsqueda de trabajo, alegrías, tristezas, desengaños…

Nos regalamos nuestras familias. Es una bendición tener, además de los propios, otros padres, hermanos, cuñados, abuela, un primer sobrino…

Tú has sido la única constante en mi vida. Ni todos los kilómetros que nos han separado han logrado minar ni un poquito nuestra unión, sino tan sólo fortificar los lazos. Hace 7 años que no vivimos en la misma ciudad y no ha habido ni un solo día en que no te haya echado de menos…

Y la vida va dando vueltas, pasan los años, y de pronto me hablas de un tal Roger, un compañero de trabajo con el que has empezado a congeniar. Y me lo presentas un día dando un paseo por el Rastro…

Bastó veros juntos un par de veces para darme cuenta de que lo mirabas como nunca te había visto mirar a nadie, y no fue difícil descubrir qué el te miraba de la misma manera. Obviamente, Roger, no te conozco tanto como a Cris, pero tan sólo una persona que le ame profundamente diría de ella que es como una balsa de aceite…

Y aquí estamos, chicos, celebrando que os seguís mirando como si tan sólo existierais el uno para el otro.

Vuestra relación está basada, además de en el amor que presupone esa mirada, en un respeto y una tolerancia infinita del uno por el otro. Habéis creído en vosotros desde el principio y, el tiempo, y haber conseguido llegar a vivir este momento, os dan la razón. Todos los que estamos aquí, acompañándoos, también creemos en vosotros.

Por mi parte, yo os deseo toda la felicidad del mundo, la que estoy convencida que merecéis. De vosotros siempre he recibido lo mejor y espero no perderos nunca. Hace años, Cris, que tú y yo planeamos ir juntas al geriátrico. Si te portas bien, Roger, te dejaremos venir con nosotras.

Sed muy felices. Os quiero muchísimo.

La dedicatoria para los novios decía “Vosotros hacéis que siga creyendo en el AMOR”. Si lo tuviera que escribir hoy por hoy, quizá no diría exactamente lo mismo. Con el paso de los años uno se vuelve más escéptico en lo que respecta a ciertos temas, pero si hay algo que me hace mantener la esperanza de que los grandes amores existen, desde luego es estar rodeada de parejas que, como los destinatarios de este discurso, a pesar de las dificultades de la vida, de lo enormemente complicadas que somos las personas, de la cantidad de veces que uno está a punto de tirar la toalla, siguen destilando amor y fe mutua.

MAYA.