Mi querido Paco,
Hoy, 9 de Noviembre, hubiera sido tu cumpleaños. 64. Un año para la jubilación, el merecidísimo descanso después de unos últimos años en los que trabajaste muchísimo más de lo que hubieras debido. Un par de días más y hará 9 meses que te marchaste inesperadamente, a destiempo, demasiado pronto, dejando un hueco imposible de llenar en muchas vidas, las de los que tuvimos la suerte de compartirla contigo.
Hay días que esos 9 meses me parecen un siglo, y otros en los que siento que fue ayer. Este año está poniendo a prueba nuestra capacidad de sufrimiento. Si tan sólo hubiera sido tu pérdida, ya sería suficiente desgracia, y sin embargo, hubo que rehacerse y seguir peleando en otros frentes, vivir otros duelos. Qué difícil está siendo, Paco, qué difícil...
Seguramente hay personas para los que tu falta en su día a día haya sido mucho más dolorosa y, sin embargo, no creo que nadie te haya llorado (te siga llorando) más que yo. Al principio, por el impacto y el dolor de tu marcha. Después, cuando me mudé a tu casa, llorarte se convirtió en algo inevitable. Cada día, en los momentos más insospechados, mis ojos se llenaban de lágrimas. Unos días, reorganizando los armarios. Otros, simplemente en la ducha, porque estaba utilizando un gel que había encontrado en un mueble. Otras muchas veces pensando en la cantidad de preguntas que te habría hecho si hubiera sabido que iba a vivir aquí. Cuando me fui acostumbrando, las lágrimas empezaron a ser tanto por ti como por mí.
De pronto me sentí usurpando una vida que no era la mía. Viviendo en tu casa, conduciendo tu coche, presentándome a tus vecinos (la amabilidad y el cariño con la que me tratan desde el primer día lo dice todo acerca del cariño que te tenían a ti). Cuanto más me acostumbraba a mis nuevas rutinas, más sentía que vivía de prestado. Amo esta casa, siempre lo he hecho, pero me cuesta la vida decir "mi casa". Qué injusto lo siento... No soy yo quién tendría que estar aquí... Y sin embargo, aquí estoy, y día a día intento hacer las paces con estos sentimientos que, a veces, no son fáciles de gestionar. Muchas personas que te quieren me dicen, y quiero pensar que tienen razón, que tú estarás feliz de que yo esté aquí. He hecho lo posible para que el espíritu de los dos se haya mezclado entre estas paredes (tus cosas, mis cosas, NUESTRAS COSAS) y lo cuido todo como estoy convencida de que lo hacías tú. He hecho algunos cambios. ¿Qué te parecen? Hay mucho más color, pero es que yo siempre fui mucho más arriesgada que tú en lo que a decoración se refiere, reconozcámoslo. Estos días me he venido arriba con la decoración navideña. No van a ser unos días fáciles, así que, al menos, vivámoslos con mucha luz y colorines.
Por lo demás, ahí vamos, Paco, a días y a ratos. Estás presente en nuestras conversaciones, en nuestros recuerdos. Fuiste para mí mucho más que mi tío. Eras MI AMIGO, y me enorgullece que muchos de mis amigos también lo fueran para ti. Me gusta pensar que algunas de las tuyas, también lo son mías. Intentamos honrarte con nuestras lágrimas pero mucho más con nuestras sonrisas, mientras contamos anécdotas sobre ti. Te pienso cuando me pongo tus abrigos. No me hacían falta, pero me siento más cerca de ti cuando me los pongo. Qué fortuna han tenido todos los que estén vistiendo tu ropa... Qué buen gusto el tuyo, querido...
Eras único, diferente, especial. Tus regalos fueron los mejores en mi infancia. En mi mochila, el más antiguo que conservo. Mi inicial en un precioso broche de Snoopy que me compraste en mi séptimo cumpleaños. Es absolutamente sorprendente que nunca lo haya perdido... Luego, crecí a tu lado. Conciertos, bares, copas, teatros. Otras experiencias, otra independencia, pero tú siempre cerca. La puta pandemia nos distanció un poco pero el último año, tu último año, volvimos a ser quienes siempre fuimos.
Cierro los ojos y escucho tu risa, te oigo cantar. Dios mío, qué mal cantabas... Y te oigo reír de nuevo. Y te celebro, hoy por ser tu cumpleaños, y siempre, porque mereces ser celebrado siempre. Has dejado una impronta indeleble en todos los que te conocimos. Sigues con nosotros en tantos sentidos que no es posible que te vayas del todo. Y así debe de ser. Viviremos por ti. Estos años que te faltaron, los viviremos por ti, y estarás presente en tantos corazones, que será como si tu vida siguiera acumulando momentos. Serás eterno, porque no te dejaremos marchar.
Allá donde estés, MUCHAS FELICIDADES, PACO. Te echo de menos. TE QUIERO. TE QUEREMOS.
Querida Maya. ¡Qué suerte haber tenido a Paco en tu vida! Y qué pena haberlo perdido tan pronto. Yo también me siento afortunada por haber compartido tantos momentos con vosotros. Siempre me pareció una persona especial y maravillosa. Y si, seguro que le hace tremendamente feliz que su hogar sea tuyo ahora. Todos hemos sentido su pérdida pero estoy segura de que ninguno le olvidaremos. Y la vida sigue, así que seguiremos.
ResponderEliminarDesde mi cielo gris. Con amor, tú Nube.❤️
No sabía que ayer sería el cumpleaños de Paco. Se siente en cada palabra cuánto amor y cuánto dolor hay en tus recuerdos. Es hermoso ver cómo lo llevas contigo en cada pequeño gesto y en cada rincón de tu vida. Una parte de el siempre seguirá viva, porque todos dejamos una parte de nosotros, una huella, en las personas con las que más tiempo pasamos. No está siendo un año muy fácil, pero supongo (y espero) que la vida está cogiendo impulso para poder llegar a una nueva y (quizá) mejor situación. Y como curiosidad te diré que el primer jersey que me diste, también me lo pongo para sentirte más cerca los días que son algo más grises 🩶
ResponderEliminarEstela.
Mi querido Paco,
ResponderEliminarnos conocimos en un cumpleaños de Maya (¿te acuerdas?), pero la sensación no fue la de conocer a alguien nuevo, esa calidez tuya no necesitaba de presentaciones (y, de pronto, me convertiste en familia). Aquella noche, Paco, alargamos las horas hasta que casi se deshicieron: me acompañaste al hotel, pero en lugar de despedirnos seguimos caminando, una y otra vez, ida y vuelta entre la recepción y el puente que te llevaba a casa, como si ninguno de los dos quisiera dar por terminado un encuentro que ya sabíamos especial.
La distancia entre Valladolid y Madrid nunca fue tanta como la que pone la vida cuando se llena de “luegos” que no llegan (maldito su empeño en llenar de urgencias lo que debería ser sencillo). Y me pesa no haber cumplido todas esas visitas que te prometí. Aún así, nos ofrecimos nuestras casas como quien abre un refugio. Qué natural nos salió (qué fácil era quererte).
Hace unas semanas volví a Valladolid. Volví por Maya, volví por mí… pero sobre todo volví por ti. Caminé por sus calles sabiendo que eran también las tuyas, y no hubo esquina que no me hablara de ti de alguna manera. Fue un viaje lleno de tu presencia, de tu gusto, de esa forma tuya de estar en el mundo. No era un recuerdo triste, Paco, era un recuerdo lleno: estabas en los colores, en las conversaciones, en los lugares (hasta en la lluvia)... en la manera en la que Maya hablaba de ti.
Quedarme en vuestra casa fue una forma más de estar contigo. Y te imagino contemplándola ahora, orgulloso de ver cómo Maya ha sabido mezclarse contigo, sumando luz sin apagar la tuya. Estoy convencido de que te gustaría lo que ves: el cuidado, el mimo, la forma en que Maya ha sabido honrarte no sólo con lágrimas, cada detalle, cada cambio que incluye sin borrar lo tuyo... todo eso es amor del que perdura, del que hace raíces nuevas en tierra antigua.
No sé cómo será ese “allá donde estés”, pero sé que desde ahí sigues sumando momentos a través de todos los que te queremos. En cada gesto, en cada recuerdo compartido, en cada vez que Maya se pone uno de tus abrigos (o alguien se abraza a tu perrito de peluche negro y se siente un poco más acompañado), sigues alargando tu vida.
Feliz cumpleaños, Paco.
Gracias por haber hecho tan fácil quererte, por dejarnos huella, sin ruido, sin exigencias, con el amor que se queda.
Aquí seguimos, viviéndote.
Te quiero.
(Gracias por celebrarlo, Maya. Por seguir diciendo su nombre con esa conjunción de orgullo y amor que sólo tú sabes. Por recordarnos que, mientras lo pensemos, mientras lo echemos de menos, mientras contemos una sola anécdota suya, Paco sigue aquí, acercándose desde ese lugar donde todo es abrazo.)
Yo hice un altar de mis velas y piedras, y hasta canté el cumple feliz, pero si tú cantabas mal, no tengo cómo describir mi canto..te habrás descojonado a poco.. Espero que
ResponderEliminarsea dónde estés nos veas un poco, y
he comprado un jersey de Ácid
House xq me acordé de ti
Hoy no he llamado a ningún tío, xq no había más q tú y Andrés, pero bueno, debe estar enfadado conmigo como el personal... haré un remember con tu música y Mecano siempre estará ahí, un smile y yo escapando contigo a discotecas q no eran las más VIP...te quiero mucho y te echo de menos
...te queremos Siempre 0!!!!!
Anka mira tú foto extraña...es algo raro q me gusta, quizás nos bajas a ver de vez en cuando!!!
ResponderEliminarAmores perros 😍...Mi Tío Paco.